EL PORFIRIATO.
Se ha dicho que el único gobernante que dio paz y
prosperidad a nuestro país fue don Porfirio Díaz, y que solo él pudo refrenar
las inquietudes de los rebeldes y fomentar el trabajo para bien de todas las
clases sociales de México.
Al estudiar este periodo nos convenceremos de que tal afirmación
es inexacta, pues tal prosperidad no era más que aparenta y en beneficio de una
minoría capitalista, y de que si la paz se conservó en el país por más de treinta años, esto fue con mengua
de las libertades del pueblo.
El poder público hizo una alianza con los militares, las clases,
acomodadas y los extranjeros influyentes para explotar al pueblo bajo un régimen
de paz aparente y de opresión efectiva.
Después de haber vencido definitivamente PRIMERA ELECCION DE DON PORFIRIO, te a los lerdistas y a los iglesitas, el
general Díaz volvió a encargarse del poder ejecutivo provisionalmente,
febrero de 1877, dedicándose a reorganizar la administración pública y
expidiendo la convocatoria para elegir los supremos poderes.
Verificadas las elecciones, el congreso declaro
presidente constitucional de la republica a don Porfirio Díaz, quien tomo posesión
el 5 de mayo de 1877 por el periodo que terminaría el 30 de noviembre de 1880.
En 1878 se reformo la constitución, en el sentido
proclamo por el plan de Tuxtepec, prohibiendo la reelección del presidente y de
los gobernadores de los estados.
Casi todos los lerdistas se habían ULTIMAS ACTIVIDADES DE LOS LERDISTAS sometido
al nuevo régimen. Pero en 1878 el
general mariano Escobedo se levantó en armas en la frontera norte proclamo el
restablecimiento de la constitución.
LA REVOLUCION MEXICANA.
El movimiento armado que se inició en noviembre de 1910
que se conoce como revolución mexicana tuvo propósito principal destruir la
dictadura de Porfirio Díaz para transformar radicalmente las condiciones económicas,
políticas y sociales del país. En ese movimiento participaron diversos sectores
de la nación, todo ellos con intereses particulares. Por ejemplo, el sector de
ricos hacendados mexicanos que atreves de francisco i. madero propiciaron el
estallido revolucionario, lo hicieron para capturar el poder público y accionar situaciones políticas que
favorecieran sus intraversiones en las principales actividades económicas, de
las cuales habían sido desplazados por las compañías extranjeras.
Los restantes sectores de la población , principalmente los
grandes grupos de peones encasillados y los pequeños núcleos de obreros ,
vieron en el movimiento revolucionario la oportunidad para sacudirse la opresión
y suprimir las grandes , desigualdades económicas y sociales a las que por
tanto tiempo habían estado sujetos . Los
pequeños sectores de intelectuales progresistas, que por diferentes medios habían
combatido al gobierno de Díaz, se sumaron a la revolución en busca del régimen de
libertad política y justicia social. En fin, todos los sectores de la población
de México tenían razones suficientes para participar del movimiento
revolucionario de 1910.
La guerra del
Vietnam
Conflicto
en la península de Indochina que tuvo lugar entre mediados de los cincuenta y
mediados de los setenta y que enfrentó a los EE.UU. y el gobierno de Vietnam
del Sur por un lado, contra Vietnam del Norte y las guerrillas comunistas
que actuaban en Vietnam del Sur por otro. La guerra terminó extendiéndose
también a Laos y Camboya. La guerra del Vietnam fue la más larga de la historia
norteamericana, supuso para este país una experiencia de fracaso y frustración,
constituyendo, sin lugar a dudas, el más serio fracaso de EE.UU. en la guerra
fría.
El
inicio de la implicación americana se remonta a inicios de los cincuenta cuando
apoyaron los desesperados intentos de Francia por mantener su presencia
colonial en Indochina frente a las fuerzas comunistas del Vietminh. La derrota
francesa y los Acuerdos de Ginebra de 1954, que consagraron la partición de
Vietnam en dos, llevaron a que Washington volcara su apoyo en el régimen
anticomunista de Vgo Dinh Diem en Vietnam del Sur que hacía frente al Vietnam
del Norte comunista, apoyado por la URSS.
La
corrupción de Diem hizo a su régimen crecientemente impopular y finalmente fue
derrocado y asesinado por sus propios militares en 1963. Mientras tanto se
había creado en Vietnam del Sur el Frente Nacional de Liberación (FNL) donde se
aglutinaba toda la oposición incluyendo los comunistas.
En
1964, la situación parecía desesperada para Vietnam del Sur. EE.UU., alegando
como justificación el incidente de Tonkín contra su
destructor Maddox el 2 de agosto de 1964, inició una
intervención abierta. Se pasó de 4000 soldados norteamericanos en 1962 a casi
500.000 en 1967. Los bombardeos masivos, el uso de agentes químicos, la
crueldad de la primera guerra retrasmitida por los medios de comunicación hicieron
enormemente impopular la política de EE.UU. en el Tercer Mundo, el bloque
comunista y en partes significativas de la opinión pública occidental. Dentro
del propio país, la oposición a la guerra se extendió entre la juventud
ligándose a movimientos contra el sistema, como el movimiento
"hippie".
Tras
la ofensiva vietnamita del Têt en 1968, el presidente Johnson decidió el
progresivo desvinculamiento del conflicto y la búsqueda de una solución
negociada. Tras una compleja fase de negociaciones y enfrentamientos militares,
se firmó en París en enero de 1973 un acuerdo de paz. En agosto de 1973, el
Congreso norteamericano prohibió cualquier reanudación de la intervención
norteamericana. La retirada de las tropas estadounidenses hizo que el régimen
de Vietnam del Sur se derrumbara inmediatamente. La ofensiva final comunista
tuvo lugar en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh cayó en manos de
los Khmers Rojos y el 30 los comunistas tomaron Saigón. La guerra había
terminado.
La
derrota supuso un verdadero trauma para EE.UU. 58.000 muertos, 300.000 heridos,
centenares de miles de soldados con una amplia adicción a las drogas y con
serios problemas de adaptación a la vida civil, el orgullo de potencia
herido... Lo que se vino a denominar el "síndrome de Vietnam" supuso
en el corto plazo una gran renuencia a la intervención militar exterior por
parte de la potencia norteamericana.
PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
La guerra comenzó como un
enfrentamiento entre Austria-Hungría y Serbia.
El Imperio de Rusia se
unió al conflicto, pues se consideraba protectora de los países eslavos y
deseaba socavar la posición de Austria-Hungría en los balcanes. Tras la
declaración de guerra austrohúngara a Rusia el 1 de agosto de 1914,
el conflicto se transformó en un enfrentamiento militar a escala europea. Alemania respondió
a Rusia con la guerra, obligada por un pacto secreto contraído con la monarquía
de los Habsburgo, y Francia se movilizó para apoyar a su
aliada.
Las hostilidades involucraron
a 32 países, 28 de ellos denominados «Aliados»: Francia, Gran Bretaña, Rusia, Serbia, Bélgica, Canadá, Portugal, Japón, Estados Unidos (desde 1917),
así como Italia, que había abandonado la triple
alianza. Este grupo se enfrentó a la coalición de las «Potencias Centrales»,
integrada por los imperios Austrohúngaro, Alemány,
acompañados por Bulgaria.
La paz armada
A finales del siglo XIX, Inglaterra dominaba el mundo
tecnológico, financiero, económico y sobre todo político. Alemania y Estados Unidos le disputaban el
predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del siglo XIX y los
inicios del siglo XX se produjo el reparto de África (a
excepción de Liberia y Etiopía) y Asia Meridional, así como el gradual aumento
de la presencia europea en China. Inglaterra y Francia,
las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en
el denominado incidente de Faschoda, en Sudán,
pero el rápido ascenso del imperio alemán hizo que los dos países se unieran a
través de la entente cordiale.
Alemania, que solamente poseía
colonias en Camerún, Namibia,
África Oriental, algunas islas del pacífico (Islas
Salomón) y enclaves comerciales en China,
empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico
posterior a su unificación en 1871. Una desacertada
diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza
incondicional de Austria-Hungría. Por su parte,
Estados Unidos y, en menor medida, el imperio ruso controlaban vastos
territorios, unidos por largas líneas férreas(ferrocarril
Atlántico-Pacífico y Transiberiano, respectivamente). Francia deseaba la
revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la Guerra
Franco-prusiana de 1870-1871.
Mientras París estaba asediada, los príncipes
alemanes habían proclamado el imperio (el llamado segundo Reich) en el “Palacio de Versalles”, lo que significó una
ofensa para los franceses.
La III república perdió
Alsacia y Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Las
generaciones francesas de finales del siglo XIX, sobre todo el ejército,
crecieron con la idea de vengar la afrenta recuperando esos territorios.
En 1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército
francés, en comparación con el 30% de 1870. Mientras tanto, los
países de los balcanes liberados del imperio otomano (el «enfermo de
Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias. Turquía, que se hundía lentamente, no poseía en Europa —hacia 1914 más
que Estambul, la antigua Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su
descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania,
Serbia, Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo
que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913,
conocidos como guerras balcánicas.
Impulsados por esta situación,
los dos enemigos seculares del imperio otomano continuaron su política
tradicional de avanzar hacia Estambul y los
estrechos. El imperio austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle
del “Danubio” hasta el mar “Negro”, sometiendo a los pueblos eslavos. El
imperio Ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los eslavos de los
balcanes, de confesión ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado—
contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos
de aguas calientes». Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas
de alianzas a partir de 1882:
La triple entente:
Francia, Gran Bretaña y Rusia.
A este período se le conoce
como “Paz armada”, ya que Europa estaba destinando cuantiosas cantidades de
recursos en armamentos y, sin embargo, no había guerra, aunque se sabía que
ésta era inminente.
Detonante del conflicto
El evento detonante del
conflicto fue el asesinato del archiduque Francisco
Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a
manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip, miembro del
grupo serbio "Joven Bosnia", ligado al grupo nacionalista “Mano
negra”, que apoyaba la unificación de Bosnia con Serbia. Francisco Fernando era
el heredero de la corona austro-húngara después de la muerte de su primo,
Rodolfo de Habsburgo (en 1889) y de su padre Carlos
Luis de Austria (en 1896). Su asesinato
precipitó la declaración de guerra de Austria contra
Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
Alianzas militares europeas en
1914
El imperio austro-húngaro
exigió, con el apoyo del imperio alemán, investigar el crimen en territorio
serbio, ya que consideraba que la organización paneslavista “Mano negra” tenía
conexión con los servicios secretos de ese país. El imperio austro-húngaro dio
un ultimátum el 7 de julio a
Serbia, la que con apoyo ruso no aceptó todas las condiciones impuestas, en
particular la participación de policías austríacos en investigaciones en
territorio serbio. Ante dicha negativa, el 28 de julio de 1914,
Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Acto seguido el 29 de julio Rusia ordenó
la movilización general.
En función de las alianzas
militares, el 1 de agosto, Alemania le
declaró la guerra a Rusia, al considerar la movilización como un acto de guerra
contra Austria-Hungría. Ante esto, y en virtud, de la alianza militar
franco-rusa de 1894 Francia le declaró la guerra a Alemania el mismo día. Los
historiadores sostienen, además, que hubo otras causas, como las alianzas entre
países (Triple Entente y Triple Alianza), que un conflicto local podía tomar
dimensiones internacionales. Además entre 1890 y 1914 los
países incrementaron progresivamente el presupuesto militar en una carrera
armamentística, este período es conocido como la “Paz armada”.
Guerra de movimientos
En 1914, los europeos pensaban
que la guerra sería corta. Pero los generales, que habían estudiado las guerras
napoleónicas, estaban equivocados en su enfoque inicial del enfrentamiento,
basado en el uso masivo de la infantería. Respondiendo a la enorme eficacia de
las armas (fusiles, armas automáticas y artillería pesada), las fortificaciones
fueron reforzadas. La caballería sería inútil como medio para romper el frente.
Al comienzo de la guerra los dos bandos trataron de obtener una victoria rápida
mediante ofensivas fulminantes. Los franceses agruparon sus tropas en la
frontera con Alemania, entre Nancy y Belfort, divididas
en cinco ejércitos.
Los franceses lanzaron
simultáneamente el plan XVII, pero resultó un fracaso debido a las armas
automáticas que frenaron cualquier asalto y a un repliegue prematuro de las
tropas hacia sus líneas. Semanas después estaban ya ubicados en el río “Marne”,
donde chocaron con el cuerpo británico y el ejercito francés, quienes frenaron
el avance alemán. La derrota germana frustró el plan original y acabó con las
expectativas de una conflagración breve, marcando el abandono definitivo de los
planes anteriores a la guerra. En ese momento comenzó la «carrera hacia el
mar»: los dos ejércitos marcharon hacia el mar del norte; ataques y
contra-ataques se sucedieron. La contienda se desarrollaría en territorio
francés y belga.
Las tropas británicas no
tardaron en intervenir en mayor número, junto a los restos del ejército belga.
Mientras tanto, Austria-Hungría fracasó en su intento de tomar Belgrado, lo
cual lograría después con ayuda alemana, en agosto del 1915.
Rusia invadió Prusia Oriental, pero los generales de estado mayor prusianos
Hindenburg y Ludendorff los batirán contundentemente en Tannenberg. En el curso
de 1915, dos nuevos países entraron en la guerra: Italia del lado de los
aliados y Bulgaria al lado de las potencias centrales, que con este apoyo
derrotan y ocupan a Serbia. Desde el comienzo de la guerra, el Vaticano y Suiza
intentaron infructuosamente sondeos por la paz.
Frente occidental
Soldados franceses en las
trincheras, durante la batalla de Verdún,
en 1916. Artículo principal: Frente Occidental (Primera
Guerra Mundial). Véase también: Guerra de trincheras. En agosto de 1914,
el ejército alemán abrió el frente occidental el 4 de agosto invadiendo Bélgica y
Luxemburgo, con un ataque a la ciudad de Lieja. y luego obteniendo el control
militar de regiones industriales importantes del oeste de Francia, derrotando
al ejército francés en la batalla de Lorena, la batalla de Charleroi (21 de agosto) y en la batalla de Maubeuge
una semana más tarde. La fuerza del avance fue contenida drásticamente con la
primera batalla del Marne en septiembre de 1914, donde enfrentaron al cuerpo
Británico compuesto por 5 divisiones experimentadas y las tropas de reserva
francesas.
Los taxis de París ayudaron a
trasladar a los efectivos ingleses al frente. El equilibrio de fuerzas y las
nuevas armas facilitaron la defensa frente al ataque e impusieron la
estabilización del frente. Ambos contendientes se atrincheraron en una línea
sinuosa de posiciones fortificadas que se extendía desde el mar del norte hasta
la frontera Suiza con Francia. Esta línea
permaneció sin cambios sustanciales durante casi toda la guerra. Un asalto
presentaba tal desventaja frente al adversario que los ataques aliados fueron
infructuosos y Alemania pudo resistir a pesar de
combatir en dos frentes. En estos ataques se recurrió a bombardeos masivos de
artillería y al avance masivo de la infantería.
Sin embargo, la combinación de
las trincheras, los nidos de ametralladoras, el alambre de espino y la
artillería infligían cuantiosas bajas a los atacantes y a los defensores en
contraataque. Como resultado, no se conseguían avances significativos. Las condiciones
sanitarias y humanas para los soldados eran muy crudas y las bajas
elevadísimas. En otoño de 1915 el general Joseph Joffre intentó
una ofensiva, con apoyo inglés, que concluyó en un gigantesco fracaso. Después
de este éxito defensivo, a finales de año, el general Von Falkenhayn, jefe de
estado mayor, propuso al Kaiser su proyecto de atacar Verdún. Plaza fuerte e
impenetrable según la propaganda francesa, pero que estaba en posición delicada
por no poseer un camino o vía férrea para su reavituallamiento.
Al final, el frente casi no se
modificó ni en Verdún ni en el Somme, pese a los centenares de miles de bajas.
En un esfuerzo por romper este callejón sin salida, este frente presenció la
introducción de nuevas tecnologías militares, incluyendo el gas venenoso y los
tanques. Pero sólo tras la adopción de mejoras tácticas se recuperó cierto
grado de movilidad. A pesar del estancamiento de este frente, este escenario
resultó decisivo. El avance inexorable de los ejércitos aliados en 1918 convenció
a los comandantes alemanes de que la derrota era inevitable, y el gobierno se
vio obligado a negociar las condiciones de un armisticio.
Frente oriental
La estrategia de guerra
alemana funcionó contra Rusia. Los ejércitos rusos eran enormes (8 millones de
hombres en 1914). Pero la verdad era nefasta: el
ejército zarista estaba compuesto principalmente por campesinos sin ninguna
formación militar, mal armados y equipados; en suma, no estaba preparado para
enfrentarse a los disciplinados germanos. El mando ruso era también mediocre.
Los dos ejércitos se enfrentaron en la Batalla de Tannenberg (Prusia Oriental)
del 26 al 30 de agosto de 1914,
y después en la batalla de los lagos Masurianos del 6 al 15 de septiembre de 1914. Los rusos
sufrieron flagrantes derrotas en los dos casos y fueron obligados a replegarse.
Allí nació la leyenda del dúo formado por Paul von Hindenburg y Erich
Ludendorff, los comandantes germanos en esta exitosa campaña defensiva.
Otros frentes
Si bien los principales
esfuerzos de las potencias beligerantes se concentraron en los frentes
occidental y oriental, la guerra se libro con mayor o menor intensidad en
distintas partes del globo. A lo largo de ésta, se combatió en los balcanes, en
los Dardanelos, en el medio oriente, en el Cáucaso, en los Alpes italianos,
en África, en el extremo oriente, en las islas
del pacífico y en los distintos mares del mundo.
Frente balcánico
Siendo el lugar donde comenzó
la conflagración mundial, en el frente de los balcanes, se libraron una serie
de campañas militares entre las potencias centrales Austria-Hungría, Alemania y Bulgaria,
por un lado y los aliados Serbia, Montenegro, Rusia, Francia, Gran Bretaña y más tarde Rumanía
y Grecia. En este teatro de operaciones la
guerra comenzó con la invasión austro-húngara a Serbia en 1914, que acabó con
la conquista de Serbia y Montenegro a fines de 1915.
Las fuerzas serbias fueron atacadas desde el norte y el este y se vieron
obligadas a retirarse del país, sin embargo, el ejército serbio se mantuvo
operativo, aunque emplazado en Grecia.
En el otoño de 1915, los
aliados intentaron ir en ayuda de los serbios, por medio de una expedición franco-británica
que se estableció en el puerto de Salonica, en Grecia. El plan aliado consistía
en socorrer a los serbios desde el sur, abriendo un frente en Macedonia. La
expedición llegó demasiado tarde y en la insuficiencia de la fuerza para evitar
la caída de Serbia, y se vio complicada por la crisis política interna en
Grecia. No obstante, se logró mantener estable el frente macedonio, desde la
costa albanesa al río “Estrimón” en Bulgaria, el cual se mantuvo estable, a
pesar de las acciones locales, hasta 1918. En 1916 la
diplomacia aliada logró llevar a Rumania a la guerra contra las potencias
centrales, pero esta decisión resultó desastrosa para los rumanos. Poco después
de la declaración de guerra rumana, una ofensiva combinada entre los alemanes,
austro-húngaros, búlgaros y turcos otomanos conquistó dos tercios del país en
una rápida campaña que finalizó en diciembre de 1916. Sin embargo, los ejércitos
ruso y rumano consiguieron estabilizar el frente y mantenerlo en Moldavia.
En 1917, Grecia entró en la guerra del lado aliado, y en
septiembre 1918 se produjo la gran ofensiva
aliada de una fuerza multinacional acantonada en el norte de Grecia, que dio
lugar a la capitulación de Bulgaria y a la liberación de Serbia.
Frente del Medio Oriente
Los Aliados contaban con la
debilidad de Turquía para abrir una vía directa y apoyar a sus aliados rusos en
problemas. La campaña de los Dardanelos fue desatada por los ingleses, a
sugerencia de Winston Churchill, para controlar el estrecho de los Dardanelos,
lo que permitiría a Francia y al imperio Británico
revitalizar a Rusia, neutralizar Turquía y encerrar a los imperios centrales.
El ambicioso proyecto comenzó con el despliegue de una imponente flota inglesa
y el desembarco de tropas en Gallípoli, pero los turcos se defendieron con una
decisión inesperada. Los aliados no consiguieron penetrar por sorpresa en
el imperio otomano y fracasaron en las
sucesivas ofensivas. La operación fue un sangriento desastre, convirtiéndose en
una nueva batalla de trincheras (para colmo, esta vez con el mar a espaldas de
los aliados).
Frente italiano
En 1915, Italia se
une a los aliados y ataca a Austria. Sin embargo, una larga serie de ofensivas
sobre el río “Isonzo” fracasa. En 1917, son los
austro-húngaros, reforzados por tropas alemanas, los que baten duramente a los
italianos en Caporetto. Este desastre casi saca a Italia de la guerra, pero el
frente se estabiliza sobre el río “Piave”.
La guerra en África
En África,
británicos y franceses atacaron desde todos los frentes a las colonias
alemanas, rodeadas por sus posesiones. Las fuerzas germanas en Togolandia y
Camerún se rindieron rápidamente a las tropas anglo-francesas, mientras que la
colonia de África del sudoeste alemana fue invadida por el ejército sudafricano
y ocupado totalmente en 1915 (véase: campaña de África del Sudoeste). Sólo la
colonia de Tanganica, bajo la dirección del general Paul von Lettow-Vorbeck,
resistió bajo dominio alemán hasta el final de la contienda.
La guerra en el extremo
oriente y el pacífico
Tras el estallido de la
guerra, el imperio japonés envió un ultimátum a Alemania,
solicitándole la evacuación de Jiaozhou (noreste de China).
Alemania se negó a cumplirlo, por lo que Japón entró en la guerra del lado de
los aliados el 23 de agosto de 1914.
Las tropas japonesas ocuparon las posesiones alemanas en las islas Carolinas y
Marianas. En 1915, Japón presentó las veintiuna demandas
a China que obligaban a China a no alquilar ni ceder ningún territorio frente
a Taiwán a ningún país, excepto a Japón.
En 1919, China cedió los derechos comerciales de Mongolia Interior
y Manchuria a Japón. Mientras tanto, en el pacífico
también hubo movimientos aunque no batallas de importancia. Las tropas
australianas estacionadas en Papúa ocuparon sin problemas la Nueva Guinea
Alemana, mientras que Japón y Nueva Zelanda dirigieron ataques contra las bases
alemanas en las Islas Marianas. El puerto chino de Qingdao, principal base
alemana en extremo Oriente, fue ocupado por los japoneses. Como resultado del
acuerdo de paz de la guerra mundial, Japón recibió las islas del pacífico que
había ocupado.
Guerra naval
La guerra naval en la Primera
Guerra Mundial se caracterizó por los esfuerzos de las potencias Aliadas,
especialmente Gran Bretaña, de
imponer un bloqueo marítimo a los imperios centrales, utilizando sus grandes
flotas navales; y por los esfuerzos de los imperios centrales de romper el
bloqueo o establecer un bloqueo efectivo del Reino Unido y Francia.
Los alemanes, que contaban con una importante flota de submarinos, intentaron
imponer un bloqueo completo al Reino Unido y Francia, interceptar el apoyo de
sus colonias y romper las rutas de aprovisionamiento entre América (carne de Argentina,
armamento estadounidense) y Europa.
El mar del Norte y el canal de
la Mancha fue el principal teatro de operaciones de la guerra en el mar. En él
se encontraron la gran flota británica y la flota de Alta Mar alemana,
protagonizando 3 grandes batallas. En agosto de 1914 se
encontraron en la batalla de Heligoland, en enero de 1915 en
la batalla del Banco Dogger, ambas a favor de Gran Bretaña. A mediados de 1916 ambas
flotas se encontraron en pleno frente a la península de Jutlandia. Los alemanes
tenían como objetivo impedir el abastecimiento británico desde Noruega. La
batalla comenzó el 31 de mayo, duró
80 minutos y fue el mayor combate naval registrado durante la guerra. No hubo
un total ganador, ya que la Royal Navy perdió más hombres y naves, pero los
alemanes no pudieron romper el bloqueo y tuvieron más buques dañados.
Además la guerra en el mar se
disputó en otros escenarios. En el Atlántico la actividad alemana se
caracterizó por la guerra submarina. En el Mediterráneo, las flotas aliadas
(británica, francesa e italiana) se enfrentaron a la armada Austro-Húngara en
el Adriático, siendo el mayor enfrentamiento la batalla del canal de Otranto
en 1917; y a la Armada Otomana durante la campaña de los
Dardanelos. En el océano pacífico se enfrentaron el Escuadrón Alemán del Lejano
Oriente, comandado por el almirante Graf von Spee, con el 4° escuadrón de la
Real Marina Británica, la Real Marina Australiana y algunas unidades de la
Marina Imperial Rusa y de la Armada Francesa. Las principales batallas de este
teatro de operaciones fueron la batalla de coronel y la batalla de las
Malvinas.
Viraje de la guerra
En 1917,
el estado mayor alemán tomó la decisión de aguantar a los aliados en el oeste y
hundir de una vez a las desalentadas tropas zaristas. Luego de la victoria
táctica de los británicos en Arras. Los franceses, tras el fracaso total de su
ofensiva de Chemin des Dames, no son capaces de lanzar ninguna otra ofensiva,
limitándose a resistir. El 7 de junio los
británicos lanzan una ofensiva en Flandes, sin embargo, no consigue romper el
frente. El conflicto se estanca y el desaliento cunde en la retaguardia. La
población civil padece restricciones, sobre todo en Alemania,
bloqueada por los aliados. En abril de 1917 los Estados Unidos le declararon la guerra
a los imperios centrales, lo que le dio a la contienda el carácter mundial. No
obstante, sus efectos no se sentirían sino hasta 1918.
El hecho que motivó el ingreso de Estados Unidos en la guerra, fue el hundimiento
del Lusitania, donde viajaban 123 estadounidenses, por parte de un submarino
alemán.
Este hecho provocó una viva
reacción en Estados Unidos, que se preparó para entrar oficialmente en guerra
al lado de los aliados. En febrero de 1917 en Rusia estalla
la revolución rusa, la cual obligó a abdicar al Zar Nicolas II, quedando el
país bajo el mando de Aleksandr Kérenski, quien continuó en guerra contra
Alemania. Sin embargo en octubre estallaría la revolución bolchevique, que
depuso al gobierno de Kérenski. Este clima de inestabilidad permitió a los
alemanes avanzar considerablemente en Rusia. Los bolcheviques tomaron el
control total y firmaron el armisticio con los imperios centrales en el mes de diciembre,
después de la paz de Brest-Litovsk (negociada por León Trotsky) en marzo de 1918.
Para obtener esta paz consintieron enormes sacrificios económicos y
territoriales. Además, Alemania ocupó Polonia, Ucrania, Finlandia,
los países bálticos y una parte de Bielorrusia.
El Reich aprovechó esta
victoria para enviar casi todo su ejército oriental al frente occidental e
intentar obtener una victoria rápida antes de la llegada masiva de los
estadounidenses. Era su baza definitiva, ya que Austria-Hungría, Bulgaria y Turquía daban muestras de desaliento ante las
mayores reservas financieras y de hombres de los Aliados. Finalmente el 17 de julio de 1918 el Zar Nicolás II
fue asesinado con toda su familia en Ekaterimburgo, ante el temor que el avance
de la legión checoslovaca hacia la ciudad, pudiera liberar al Zar. La
revolución rusa, en particular luego del tratado de Brest-Litovsk, dio paso a
una guerra civil, la cual se extendió hasta 1923,
provocada por el levantamiento de grupos anti bolcheviques dentro y fuera
de Rusia, que se organizaron para actuar
contra el nuevo régimen.
Fin de la guerra
Reforzados por las tropas
provenientes del frente este, los alemanes ponen todas sus fuerzas en su última
ofensiva, nombrada por el general de infantería Erich Ludendorff como
Kaiserschlacht (nombre clave Michael), a partir de marzo de 1918,
sobre el río “Somme”, en Flandes y en Champagne. Esta comenzó el 21 de marzo y se extendió hasta
el 5 de abril, aunque con el final de esta los
alemanes continuaron con una serie de cuatro ofensivas hasta el 17 de junio. Pero, mal alimentadas y
cansadas, las tropas alemanas no pudieron resistir la contraofensiva de Foch y
fallan frente al objetivo final: París, quedando a 120 km de la capital gala.
El general Foch comanda sus tropas francesas y estadounidenses hacia la
victoria, en la segunda batalla del Marne; los primeros tanques británicos
entran en combate y la superioridad aérea aliada es evidente. Es el principio
del fin para los imperios centrales. En los Balcanes, las tropas francesas
atacan las líneas búlgaras en Macedonia. Después de pocos días de lucha, Bulgaria comprende
que no puede hacerles frente y pide el armisticio. Turquía está al límite de sus fuerzas y no puede
contener a los británicos que han tomado ya Jerusalén y Bagdad y avanzan hacia
Anatolia; además la derrota búlgara compromete a Constantinopla. Franceses y
británicos ocupan el oriente próximo e Iraq y el imperio otomano también se
rinde. El duelo entre italianos y austríacos está asimismo por resolverse. El
general Diaz obedece la insistencia de su gobierno que necesita de una victoria
en el frente alpino para poder negociar. Los italianos derrotan a Austria-Hungría en Vittorio Veneto. Este hecho marcó el
descalabro del ejército imperial, y la monarquía de los Habsburgo se hunde,
incapaz de oponer nada al avance aliado por los Balcanes (3 de noviembre).
El Reich está en una situación
desesperada: se ha quedado sin aliados, su población civil sufre draconianas
restricciones, su ejército está al límite, sin reservas y desmoralizado.
Ludendorff y Hindenburg son partidarios de la capitulación inmediata, pues
creen que el frente se derrumbará en cualquier momento. En efecto, tropas
estadounidenses de repuesto no paran de desembarcar e incluso Italia se
prepara para enviar un contingente a Francia.
El 8 de agosto un ataque aliado cerca de
Amiens tiene éxito y rompe el frente germano: los aliados penetran en Bélgica. El alto mando pide al brazo político iniciar
inmediatamente negociaciones de paz. Cunde la convicción de que la guerra está
perdida. Wilson proclama que Estados Unidos sólo
negociará con un gobierno alemán democrático. Los Hohenzollern tienen los días
contados. Tras una revolución obrera en Berlín,
el Kaiser huye a Holanda; el gobierno de la nueva República
alemana firma el armisticio de Rethondes el 11 de noviembre de 1918.
La guerra termina con la victoria de los aliados.
España durante la gran guerra
El gobierno español;
consciente de su debilidad militar tras el desastre del 98 y librando una
guerra colonial en el norte de Marruecos, además de tener graves tensiones
políticas en el interior del país que darían lugar a la crisis española
de 1917; decidió mantener la neutralidad, que duró todo el
conflicto. Aunque acabó simpatizando con los aliados, debido a los hundimientos
que causaban los submarinos alemanes a los mercantes españoles. La guerra
produjo un gran crecimiento económico en España porque
se convirtió en suministrador de materiales y recursos a países beligerantes de
ambos bandos.
Cuba durante la gran guerra
La guerra europea suscitó
también numerosas reacciones en Cuba. Algunos cubanos la percibieron como el
simbolo del fracaso de la "civilización" y se proclamaron a favor de
una emancipación de las ideas de la vieja europa para crear un nuevo espíritu
nacional. Otros como Santiago Campuzano, Cesar Aniento, Adolfo Tró o Rosillo se
alistaron y lucharon en el ejército francés[1]. Se fundaron también grupos y
asociaciones a favor o en contra de Alemania, Francia o Inglaterra en Cuba que
lograron reunir a miles de personas[2]. Sin embargo, a partir de abril
de 1917 y la declaración de guerra de Cuba a Alemania y al imperio austriaco el
debate se convirtió en una cuestión política interior. El Presidente Menocal
intentó utilizar el estado de guerra para acusar a sus opositores de
pro-germanófilos. Para sumir en el olvido la represión de la Chambelona Menocal
quiso participar militarmente en el conflicto. El 14 de septiembre de 1917 creó
"L'escadrille cubaine" que debía luchar en los frentes europeos.
"L'escadrille cubaine" se entrenó en San Antonio (Estados Unidos)
pero nunca luchó en las trincheras[3].
Trabajo de la mujer durante la
guerra
Con el inicio de la guerra, la
sociedad capitalista-burguesa se ve afectada totalmente y su producción pierde
su equilibrio al perder a millones de trabajadores que fueron movidos de sus
puestos en las fábricas.[4] Pero los grandes capitalistas
no podían permitirse limitar sus producciones y dadas las nuevas condiciones,
el carácter de las producciones se modificaron: en lugar de bienes de consumo
para la industria se comenzaron a abastecer, fortalecer y enriquecer la
industria armamentista,[5] la que al formar parte de la
gran industria capitalista, daba ocupación también a la fuerza de trabajo sin
especializar.
Luego de la movilización
general, las mujeres deberían buscar el sustento de las familias, al marchar
los hombres a la guerra fueron las fuerzas de trabajo femeninas (FTF) las que
ocuparon los puestos vacíos de las industrias, sobre todo, aquellas de las que
dependía el sustento de sus hijos, - las mujeres solteras con acceso a esos
puestos eran menor -, con la diferencia que vendiendo su trabajo a muy bajos
precios. En ese estado, en agosto de 1914 el
parlamento alemán (Reichstag) dictó la ley de emergencia por la que se derogaba
la protección a las trabajadoras, lo que permitía que las mujeres fueran
llamadas a trabajar en los puestos en las minas, altos hornos y fábricas de municiones
y con frecuencia a trabajar en los turnos de noche.
Aumento y explotación de la
FTF
Los empresarios vieron la
fuerza de trabajo femenino barata como una oportunidad de aumentar de manera
desmedida sus bolsillos. En todos los países y ramas de la industria,
los salarios de las mujeres eran más bajos que el de
los hombres, el promedio podía ser desde la
mitad hasta un tercio de lo que se le pagaba a un hombre en el mismo puesto, lo
que ayudaba a que el nivel de explotación hacia las trabajadoras fuera cada vez
más en aumento.[6]
Dejando a un lado su discurso
de cuál había sido hasta ese momento el lugar de la mujer, en su casa, criando
a sus hijos, comenzaron a discursar nuevas ideas, alzando la imagen de la mujer
como forma de demostrar su patriotismo al ocupar los puestos de los hombres en
las industrias mientras ellos daban su vida por la nación. Aunque la situación
de la mujer había dado un cambio producto de la guerra,
pues el número de mujeres empleadas creció rápidamente, el total de obreras
en Europa y América aumentó cerca de 10 millones, pero casi en
igual medida también se incrementó su explotación.
El trabajo femenino se
extendió al máximo en la industria
metalúrgica, en la de explosivos, fábricas de conservas, entre otras
ramas que trabajaban directamente para el frente. También ocuparon plazas que
habían estado cerradas siempre para ellas, como fueron: tranviarias, ferroviarias,
conductoras de taxis, trabajadoras de puertos, etc. y otras que por su rudeza
eran dañinas para su salud. En los cuatro años que duró la guerra, el trabajo
de las mujeres en las distintas ramas aumentó entre el 70 y el 400 por ciento y
en la industria metalúrgica aumentó incluso a un 408 por ciento. El número de
mujeres que se encontraban trabajando en las fábricas de municiones, (en Gran Bretaña las llamaban munitionettes),
aumentaron mucho, la proporción en Alemania, la
diferencia de las féminas contratadas antes y durante la guerra era muy alta:
las fabricas alemanas de armamento
Krupp, que daban empleo a entre 2.000 y 3.000 mujeres antes de la
guerra, contaban con 28.000 empleadas en 1918. En Francia,
684. 000 mujeres trabajaron en las fábricas de armamento y en Gran Bretaña, la
cifra fue de 920 000.[7]
Existieron
empresarios que crearon talleres donde toda la mano de obra que
poseía era femenina, creando productos que requería especial agilidad en los
dedos, aplicación y cuidado en los detalles.
Durante la guerra se
prolongaron en varios países las jornadas de trabajo, se prohibieron las
huelgas, se implantó en las empresas un régimen cuartelario y el trabajo
obligatorio[8]
La prensa
burguesa exigía incluso, durante el tiempo de guerra, un servicio obligatorio
de trabajo para las mujeres, especie de movilización organizada de los soldados
tras el frente y una formación técnica especial de guerra para las
ramas profesionales correspondientes. Esto era compartido por algunas
luchadoras feministas burguesas y las social-patrióticas, en especial Lelly Braum,
que exigía la implantación de un servicio auxiliar de guerra para las mujeres
(en la retaguardia), al igual que muchas campañas alentaban a las mismas a que
incitaran a los hombres a participar en la guerra, sin analizar que esto
propiciaría seguir aumentando la explotación de las trabajadoras.
Existieron muchas mujeres que se dedicaron al cuidado de los heridos de guerra. En Gran Bretaña, el Servicio Imperial de Enfermeras de la reina Alejandra, pasó de 163 enfermeras diplomadas en 1914 a 7.710 enfermeras tituladas y 5.407 voluntarias con alguna o ninguna formación al final de la guerra. Pero también en ese campo no podían demostrar humanidad con todos los soldados heridos por igual, esto podía costarles la vida, como el caso de la enfermera Edith Cavell fusilada por los alemanes por ayudar tanto a los heridos de guerra ingleses como a los alemanes.
Existieron muchas mujeres que se dedicaron al cuidado de los heridos de guerra. En Gran Bretaña, el Servicio Imperial de Enfermeras de la reina Alejandra, pasó de 163 enfermeras diplomadas en 1914 a 7.710 enfermeras tituladas y 5.407 voluntarias con alguna o ninguna formación al final de la guerra. Pero también en ese campo no podían demostrar humanidad con todos los soldados heridos por igual, esto podía costarles la vida, como el caso de la enfermera Edith Cavell fusilada por los alemanes por ayudar tanto a los heridos de guerra ingleses como a los alemanes.
Ya se había hecho normal el
trabajo nocturno y las horas extraordinarias. Casi todas las leyes de
protección del trabajo de la mujer fueron invalidadas para el tiempo de guerra.
En Inglaterra las horas extraordinarias
se hicieron obligatorias para las mujeres lo que condujo a jornadas laborales
de 12 hasta 15 horas. Los empresarios de la Rusia
zarista continuaron tratando de derogar las leyes que les
ayudaran a aumentar la mano de obra barata femenina. En muchas fábricas
trabajaron niñas de 12 y 13 años y los empresarios extranjeros siguieron el
ejemplo de los colegas rusos.
La situación de las
trabajadoras siguió tornándose más insoportable cada vez, con las jornadas cada
vez más fatigosas por no estar limitadas por la ley, trajo consigo el
empeoramiento del estado de salud de las trabajadoras y una mortalidad elevada.
Comenzó a propagarse la tuberculosis y
un grupo de enfermedades que eran a consecuencia del agotamiento general, pero
la burguesía sólo lo consideró el precio necesario que se debía de pagar por la
guerra. En Prusia, en 1914,
el número de enfermos de disentería después de la movilización aumentó diez
veces con respecto al año anterior y en 1915 hubo
2 680 casos registrados de enfermos de cólera y
6 549 de tifus.
Durante la guerra se implantó
en los países europeos el sistema de distribución de los productos por
cartillas de racionamientos, que reducía el consumo de las trabajadoras a una
ración de hambre[8]
Cuando
después de las largas jornadas de trabajo las mujeres debían de pasar otro
tanto de tiempo en colas interminables para adquirir alimentos y combustible,
muchas enfermaban y sufrían ataques de nervios, aumentando los casos de neurosis y enfermedades mentales, además de la progresiva desnutrición producto de la inflación. De madres que se encontraban en condiciones
depauperadas y daban a luz a niños que nacían en estas condiciones, se
registraron casos en que nacían sin piel o
ciegos e impedidos lo que hacía que las muertes prematuras fueran comunes.
Aunque el trabajo femenino tras el frente había sido de gran importancia en el desarrollo de la guerra, la burguesía se negaba a reconocer los derechos de la mujer. Los gobiernos burgueses reglamentaron la asistencia a los supervivientes de guerra, en ciertos aspectos las condiciones de vida de las esposas de los soldados, sus viudas o huérfanos, pero estas consideraciones dadas por el Estado no eran para nada suficientes y no era por su buen corazón al ver la situación de las trabajadoras sino por tratar de elevar la moral de los soldados. En la industria textil, sector que había crecido dada la necesidad de uniformes militares, en Francia gobierno aprobó una ley en julio de 1915 donde estableció un salario mínimo para las mujeres que trabajaban en esta industria, mejorando un poco los salarios de estas mujeres pero aún se mantenían por debajo de que recibían los hombres.
Aunque el trabajo femenino tras el frente había sido de gran importancia en el desarrollo de la guerra, la burguesía se negaba a reconocer los derechos de la mujer. Los gobiernos burgueses reglamentaron la asistencia a los supervivientes de guerra, en ciertos aspectos las condiciones de vida de las esposas de los soldados, sus viudas o huérfanos, pero estas consideraciones dadas por el Estado no eran para nada suficientes y no era por su buen corazón al ver la situación de las trabajadoras sino por tratar de elevar la moral de los soldados. En la industria textil, sector que había crecido dada la necesidad de uniformes militares, en Francia gobierno aprobó una ley en julio de 1915 donde estableció un salario mínimo para las mujeres que trabajaban en esta industria, mejorando un poco los salarios de estas mujeres pero aún se mantenían por debajo de que recibían los hombres.
Consecuencias y
manifestaciones huelguísticas
La mortalidad en aumento de
los recién nacidos obligó a los gobiernos de Inglaterra, Francia y Alemania a
conceder cierta ayuda a las madres solteras, pero también eran insuficientes,
sobre todos para aquellas mujeres y sus hijos cuyos sustentos luchaban en el
frente. Los gobiernos lanzaron campañas de propaganda para que las parejas se
dedicaran a tener muchos hijos, en Francia hasta el periódico feminista Le
Feminisme Integral hacía publicaciones alentando el aumento de la
natalidad, por miedo a que lo tachasen de antipatriótico. Por eso era natural
que durante todo el período de guerra las mujeres se encontraran molestas. Ya
en la primavera de 1915 las trabajadoras
de Berlín, organizaron una manifestación ante
el Reichstag.
En Berna,
se reunieron el 26 de marzo de
ese mismo año las socialistas, en una conferencia internacional femenina, para
formular en común la propuesta de las trabajadoras contra la guerra y para
establecer las líneas directrices comunes para lucha de las mismas contra la
guerra mundial. Este es considerado el I Congreso Internacional desde el
comienzo del conflicto y tuvo en su desarrollo dos tendencias políticas
fundamentales.
La fracción mayoritaria que
condenaban la guerra pero sin prescindir del social-chauvinismo.
La fracción minoritaria, las
bolcheviques rusas, que exigían la condena de los traidores a la sociedad
internacional del proletariado y una constatación categórica a la guerra
capitalista: la declaración de guerra civil.
En la mayor parte de los
países hubo protestas contra la guerra y la inflación. Las mujeres rusas
comenzaron sus protestas extendiéndose desde Petersburgo y Moscú.
Solamente en Rusia zarista hubo en ese año 156 huelgas y en 1916,
310, algo más del doble. El año siguiente, 23 de febrero, el proletariado femenino,
representadas fundamentalmente por las trabajadoras textiles, en Petersburgo,
formularon su descontento y este levantamiento fue la señal de la iniciación de
la gran revolución rusa.
En París,
en 1916, asaltaron las mujeres las tiendas y saquearon los depósitos de carbón.
En Austria se vivió un levantamiento de
tres días en contra de la guerra. Después de la declaración de guerra y durante
las movilizaciones, las mujeres italianas hicieron barricadas en las líneas de
los ferrocarriles y se colocaron sobre los
raíles para retrasar la salida de los hombres a la guerra.
Ya con la desmovilización y el
tránsito a la economía de paz se pusieron de manifiesto las tendencias
inequívocas de que la mujer debía de ser eliminada de la producción y el número
de mujeres sin trabajo creció muy rápidamente. Si un empresario se encontraba
en la disyuntiva de darle un puesto de trabajo a una mujer o aun hombre, tomaba
la decisión de emplear al hombre que volvía del frente. Aunque esto pudiera
parecer paradójico, porque los hombres estaban menos dispuestos a cooperar,
exigían mayores salarios y por lo general eran mejores pagados y bajo las
circunstancias sociales, los empresarios hubieran preferidos la mano de obra
femenina barata, no olvidaban que la desmovilización se había llevado a efecto
en un momento en que la población se encontraba en un estado de ánimo
revolucionario.
Tratados de paz
Tras el conflicto, se firmaron
varios tratados de paz por separado entre cada uno de los vencidos y todos los
vencedores, con excepción de Rusia, que había
abandonado la guerra en 1917. Al conjunto de estos tratados se le
conoce como “La Paz de París” (1919-1920).
Tratado de Versalles: Firmado el 28 de junio de 1919 entre los aliados
y Alemania. El imperio fue cortado en dos por
el corredor polaco, desmilitarizado, confiscadas sus colonias, supervisado,
condenado a pagar enormes compensaciones y tratado como responsable del
conflicto. Este tratado produjo gran amargura entre los alemanes y fue la
semilla inicial para el próximo conflicto mundial.
Tratado
de Saint-Germain-en-Laye: Firmado el 10 de septiembre de 1919 entre los
aliados y Austria. En este tratado se establecía el
desmembramiento de la antigua monarquía de los Habsburgo, el imperio
Austrohúngaro, y Austria quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba
solamente el alemán. Sèvres: Firmado el 10 de agosto de 1920 entre
el imperio otomano y los aliados (a
excepción de Rusia y Estados Unidos).
El Tratado dejaba a los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas posesiones,
limitándolo a Constantinopla y parte de Asia Menor. Trianon: Acuerdo impuesto
a Hungría el 4 de junio de 1920 por los aliados, en
el que se dictaminó la entrega de territorios a Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
Tratado de
Neuilly-sur-Seine: El Tratado de Neuilly-sur-Seine fue firmado
el 27 de noviembre de 1919 en
Neuilly-sur-Seine (Francia) entre Bulgaria y las potencias vencedoras. De
acuerdo con lo estipulado en el tratado, Bulgaria reconocía el nuevo Reino de
Yugoslavia, pagaba 400 millones de dólares en concepto de indemnización y
reducía su ejército a 20.000 efectivos. Además, perdía una franja de terreno
occidental en favor de Yugoslavia y cedía Tracia occidental a Grecia,
por lo que quedaba sin acceso al mar Egeo.
Consecuencias
Lucharon 65,8 millones de
soldados, de los que murieron más de 1 de cada 8, un promedio de 6.046 hombres
muertos cada día de los cuatro años que duró, [10] A consecuencia de esta
guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el
otomano- y tres grandes dinastías, los Hohenzollern, los Habsburgo y los
Romanov. Se calcula que la guerra produjo aproximadamente ocho millones de
muertos y seis millones de inválidos. Francia fue
el país más afectado proporcionalmente: 1,4 millones de muertos y
desaparecidos, equivalentes a un 10% de la población activa masculina,
acompañado por un déficit de nacimientos.
El estancamiento demográfico
francés se prolongó, con un envejecimiento de la población que sólo logró
crecer con la inmigración. El norte francés estaba en ruinas: casas, puentes,
vías férreas, fábricas, etc. En el plano político, cuatro imperios autoritarios
se derrumbaron, lo que transformó profundamente el mapa de Europa,
rediseñado por el tratado de paz de 1919: el imperio del zar quedó transformado
en la Rusia comunista (más tarde la URSS), el imperio otomano se redujo a Turquía (península de Anatolia y Constantinopla),
el imperio austrohúngaro fue desmantelado y nacieron las minúsculas Austria,
Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia como nuevos países independientes, el
imperio alemán llegó a su fin y fue reemplazado por la República de Weimar,
mermada territorial y económicamente por el pago de las reparaciones de guerra.
Nuevo equilibrio político
mundial. Las colonias suministraron víveres, materias primas y soldados. Tras
la guerra los pueblos coloniales no creyeron más en lo que se les había
inculcado sobre la superioridad natural de la metrópoli y reclamaron una mejora
de su situación. A este primer declinamiento de la influencia de Europa en las
colonias, se sumó la expansión de Estados Unidos, el mayor beneficiado de la
guerra junto a Japón, y cuyas capitales se colocaron al lado de París y Londres en
la escena internacional. Transformación social. Las diferencias sociales se
acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el
empobrecimiento de los pequeños ahorradores, los retirados y los asalariados
afectados por la inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la
sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra, en el campo, las
fábricas, las oficinas, las escuelas (para compensar la marcha de numerosos
profesores).
El feminismo progresaba, el
derecho a voto fue acordado en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Turquía
y Rusia, pero no en Francia. Consecuencias tecnológicas. La contienda generó un
intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra: fusiles de repetición,
ametralladoras, gases venenosos dando origen a la guerra biológica y química,
hubo tanques, dirigibles y aviones, también se practicaron los bombardeos a las
ciudades. La artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró
los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó.
Consecuencias políticas en Alemania. Los cinco
tratados tras la guerra, principalmente el suscrito en Versalles, ocasionaron
un ambiente de opresión hacia los vencidos.
La nueva Alemania republicana
sufrió las consecuencias del imperio Alemán y su economía fue explotada por los
vencedores. Así surgieron tesis tanto izquierdistas como derechistas para
acabar con esta situación. Los golpes contra el sistema comenzaron cuando,
en 1921, milicias comunistas se levantaron en Múnich. La
revuelta fue sofocada. Adolf Hitler culpaba
a los marxistas alemanes de la rendición alemana, alegando como pruebas la
constitución progresista de Weimar y el armisticio a continuación. Cuando
Hitler aún seguía en las trincheras, los militares alemanes convencían a la
población civil de que la guerra podía ser ganada, mientras que confesaban a
los políticos que la rendición era ineludible.
Pero Hitler sostuvo esta tesis
en el partido nacional socialista alemán de los trabajadores y, con ella,
dirigió el denominado Putsch de Múnich de 1923 contra
la sede del gobierno. El golpe militar fue aplastado y Hitler recluido en
prisión durante ocho meses. Sin embargo, en enero de 1933Hitler
fue nombrado canciller por el presidente Paul von Hindenburg y el 14 de octubre de 1933 triunfó en las
elecciones, por lo que llegó al parlamento alemán.
Curiosidades
Veterano de Guerras mundiales
cumple 100 años
Claude Choules, último
veterano sobreviviente de la Primera Guerra Mundial, celebró sus 110 años en su
residencia de Perth, Australia.
Nacido en el Reino Unido en 1901,
mintió sobre su edad para poder enrolarse en 1916 en
el Royal Navy. Durante la Segunda Guerra
Mundial, combatió en la Marina de Australia, a donde emigró en 1926.
Choules es el último
combatiente superviviente de la Gran Guerra en el mundo, tras la muerte el
domingo, también a los 110 años, de Franck Buckles, último veterano
estadounidense de la Primera Guerra Mundial, quien igualmente falseó su edad para
ser reclutado en 1917.
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Datos generales
En la Segunda Guerra Mundial tomaron parte 72 Estados,[2] los
efectivos de todos los ejércitos participantes fueron 110 millones de hombres,
de los cuales murieron 34 millones (31 % del total), 28 millones de
hombres quedaron mutilados (25 % del total de los efectivos), las bajas en
la población civil sobrepasaron los 24,8 millones de personas, desaparecieron
más de 5 millones de personas y los gastos se calculan en más de 935 000
millones de dólares.[2] Como
consecuencia de la agresión nazi fascista la Unión
Soviética perdió el 50 % de su potencial económico, entre ello la
vital industria pesada de la Cuenca del Donez y los centros agrícolas de Ucrania y Bielorrusia. Lo
cual se explica porque hasta mediados de 1944, un 95 % del
potencial de guerra alemán estaba en el frente oriental. Alrededor de 20
millones de ciudadanos de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas perdieron su vida y 25 millones sus casas, pues
quedaron destruidas por aquella guerra.
A los soviéticos les destruyeron más de 30 000
fábricas; Alemaniaprácticamente
perdió toda su infraestructura industrial: se destruyeron más de 2 250 000
viviendas y otras 2,5 millones fueron parcialmente destruidas. Se dice que
quedaron más de 400 millones de metros cúbicos de escombros. China perdió entre 3 y
8 millones de personas, 6 millones de judíos fueron exterminados, dentro del
llamado Holocausto
judío.
El 13 de febrero de 1945, la aviación aliada
destruyó la ciudad de Dresden,
en Alemania,
donde casi 130 mil personas, (la mayoría de ellos refugiados) murieron a causa
de este bombardeo. Otras ciudades como Berlín, Hamburgo, Munich y Nuremberg fueron
destruidas en la misma campaña aérea, en cuyos ataques masivos participaron más
de 1 000 bombarderos.
Centenares de cuerpos de prisioneros muertos en el campo
de concentración de Nordhausen (foto tomada el 12 de abril de 1945)
Uno de los crímenes más horrendos cometidos por el
fascismo alemán durante la Segunda Guerra Mundial, fue el llamado holocausto donde
millones de personas, entre ellos judíos, islámistas, homosexuales y
comunistas, fueron exterminados en cerca de 20 campos de concentración y
exterminio humanos creados para asesinar a seres humanos. Aún no se ha
determinado con exactitud, el total de personas que perdieron sus vidas en esos
campos de la muerte, aunque cifras conservadoras estiman las víctimas en 20
millones de personas en su gran mayoría civiles, mujeres, niños, ancianos,
minusválidos y discapacitados.
Causas
Causas en Europa
Resentimiento alemán
El 9 de noviembre de 1919, el Imperio
Alemán, uno de los promotores e impulsores de la Primera Guerra Mundial había caído tras
la abdicación del kaiser Guillermo II y la posterior
proclamación de la República alemana o República de Weimar. El nuevo gobierno,
dividido entre socialistas y conservadores tuvo que encarar las consecuencias
de la aplicación de los acuerdos del Tratado
de Versalles[3],
el cual establecía en algunas de sus clausulas las siguientes medidas:
Pago de indemnizaciones por parte de Alemania a los
Aliados por las perdidas económicas sufridas por los mismos a causa de la
guerra.
Reducción del ejército alemán a la cantidad de 100 mil
hombres, sin el derecho de poseer ninguna arma moderna de combate (tanques,
aviación y submarinos).
Reducción de la Flota Alemana a buques menores a las 10
mil toneladas.
Pérdida de importantes y estratégicos territorios
alemanes como Alsacia y Lorena, Sarre, Schleswig-Holstein, gran parte
de la región de Prusia Occidental y la mayoría de las colonias alemanas
en África y Oceanía.
Tales medidas condicionaron la formación de un
resentimiento hacia la pérdida de territorio nacional así como por el robo de
la soberanía de Alemania y
su gobierno, los cuales pasaron a ser controlados por entes externos como los
gobiernos de Francia y Reino Unido asi
como la Sociedad de Naciones. Dentro de ese contexto,
se comienza a formar el llamado movimiento "nacionalsocialista" el
cual en sus inicios estuvo dirigido por el Partido Obrero Alemán hasta que
el 24
de febrero de 1920 el
partido cambiara de nombre para convertirse en Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán cuya figura principal era Adolf Hitler.
Situación italiana
Italia,
una de las vencedoras de la Guerra, no recibió suficientes concesiones
territoriales para compensar el costo de la guerra ni para ver cumplidas sus
ambiciones, por ello no había quedado con la repartición de territorios en
virtud del Tratado de Versalles, en la cual Francia, Reino Unido y Bélgicahabían
sacado los mayores resultados. Por otra parte, la dura situación en los campos
así como la carestía en las ciudades, hicieron crecer el descontento popular
hacia el gobierno socialista encabezado por el Partido Socialista Italiano y
con ello el ascenso al poder del Partido Nacional Fascista de Benito
Mussolini.
HOMBRE LLEGA A LA LUNA.
Un día como hoy de 1969, en el marco de
la misión Apolo 11 de la NASA, el hombre pisó por primera vez la luna. A las
02:27 de la madrugada el módulo lunar Eagle había alunizado en el Mar de la
Tranquilidad y a las 02:56 uno de sus tripulantes, el astronauta estadounidense
Neil Armstrong, puso pie en la superficie mientras decía: “es un pequeño paso
para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Su acompañante en el
Eagle, Edwin “Buzz” Aldrin, se le unió en el paseo lunar a las 03:41. Juntos
experimentaron el movimiento en ausencia de gravedad, tomaron muestras, plantaron
la bandera de las barras y estrellas, tomaron muestras y descubrieron una placa
firmada por el presidente Nixon. La noticia impresionó profundamente a la
opinión pública mundial y los astronautas fueron recibidos días después en su
país como héroes.
TELEVISION A COLOR.
La televisión para colores es una
tecnología de transmisión televisiva que incluye información del color del cuadro, por
lo que la imagen de vídeo puede ser mostrada en color en los aparatos televisivos.
Es una mejora en la tecnología televisiva más temprana, monócroma o televisión
a blanco y negro, en donde la imagen era mostrada en escala de
grises(greyscale).
Las estaciones y redes de transmisión televisiva de
gran parte del mundo se actualizaron del blanco y negro a la transmisión en
color entre los años 1975 y 1979. La invención de los estándares de televisión
en color son una parte importante de la historia de la televisión.
Globalización
a globalización es un
proceso económico, tecnológico, político,
social, empresarial y cultural a escala mundial que consiste en la
creciente comunicación e interdependencia entre
los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a
través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que
les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como
un proceso dinámico producido principalmente
por la sociedad,
y que han abierto sus puertas a la revolución informática, llegando a un
nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en
su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones nacionales e
internacionales.
Este proceso originado en la Civilización occidental y que se ha
expandido alrededor del mundo en las últimas décadas de la Edad Contemporánea (segunda mitad
del siglo XX)
recibe su mayor impulso con el fin de la Guerra Fría,
y continúa en el siglo XXI. Se caracteriza en la economía por
la integración de las economías locales a
una economía de mercado mundial donde los
modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala
planetaria («nueva economía») cobrando mayor importancia el
rol de las empresas multinacionales y la libre
circulación de capitales junto con la implantación definitiva
de la sociedad de consumo. El ordenamiento jurídico
también siente los efectos de la globalización y se ve en la necesidad de
uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e
internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además de universalizar el
reconocimiento de los derechos fundamentales de ciudadanía.
En la cultura se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y
culturas locales en una cultura global (aldea global),
al respecto existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno
de asimilación occidental o de fusión
multicultural. En lo tecnológico la globalización depende de los
avances en la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la
masificación de las TIC y
el Internet.
En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y tradicionalistas causan
desinterés generalizado y van perdiendo terreno ante el individualismo y
el cosmopolitismo de la sociedad
abierta. Los medios de comunicación clásicos, en especial la prensa
escrita, pierden su influencia social (cuarto poder)
frente a la producción colaborativa de información de la Web 2.0 (quinto poder).
Mientras tanto en la política los gobiernos van
perdiendo atribuciones en algunos ámbitos que son tomados por la sociedad
civil en un fenómeno que se ha denominado sociedad red,
el activismo cada vez más gira en torno a movimientos sociales y las redes sociales mientras
los partidos políticos pierden su popularidad de antaño, se ha extendido la
transición a la democracia contra los regímenes despóticos, y en
políticas públicas destacan los esfuerzos para la transición al capitalismo en algunas
de las antiguas economías dirigidas y la transición del feudalismo al
capitalismo en economías subdesarrolladas de algunos países
aunque con distintos grados de éxito. Geopolíticamente el mundo se debate entre
la unipolaridad de la superpotencia estadounidense y el surgimiento de nuevas potenciasregionales,
y en relaciones internacionales el multilateralismo y
el poder blando se vuelven los mecanismos más
aceptados por la comunidad internacional. La sociedad civil también toma
protagonismo en el debate internacional a través de ONG internacionales
de derechos humanos que monitorean la
actividad interna o externa de los Estados. En el ámbito militar surgen
conflictos entre organizaciones armadas no-estatales (y transnacionales en
muchos casos) y los ejércitos estatales (guerra contra el terrorismo, guerra contra el narcotráfico, etc),
mientras las potencias que realizan intervenciones militares a otros países
(usualmente a los considerados como Estado
fallido) procuran ganarse a la opinión pública interna y mundial al
formar coaliciones multinacionales y alegando el combate a alguna amenaza de
seguridad no sin amplios debates sobre la legitimidad de los conceptos de guerra
preventiva e intervención humanitaria frente
al principio de no intervención y
de oposición a
las guerras.
La valoración positiva o negativa de este fenómeno,
o la inclusión de definiciones alternas o características adicionales para
resaltar la inclusión de algún juicio de valor, pueden variar según la ideología del
interlocutor. Esto porque el fenómeno globalizador ha despertado gran
entusiasmo en algunos sectores, mientras en otros ha despertado un profundo
rechazo (antiglobalización), habiendo también posturas
eclécticas y moderadas.
HISTORIA ACTUAL.
Historia del mundo actual, historia inmediata,
'historia del presente' o historia del 'tiempo presente' son
distintos nombres para una disciplina historiográfica de reciente creación y de
utilización no generalizada en el ámbito académico.
Como nueva área de conocimiento historiográfico
surge por la necesidad de recuperar el sentido del término "contemporáneo"
como tiempo coetáneo al de la experiencia vivida.
La delimitación de la historia del presente o del
mundo actual depende no sólo de las vivencias de
las diversas generaciones que coexisten en un momento
dado sino de la conciencia histórica y
del uso público del pasado por la política, los grupos sociales y los medios de
comunicación. Los estudios sobre memoria histórica, de gran difusión en la
actualidad, están estrechamente vinculados.
Con el uso de términos explícitamente ligados al presente y
lo inmediato se insiste en la preferente
aplicación preferentemente para referirse a la más reciente actualidad,
con lo que su objeto está en permanente construcción. La
diferencia con el periodismo, que se ocupa también de la narracción de la actualidad consiste
en la aplicación de la metodología propia de la ciencia histórica. El problema
de la objetividad es el que más fácilmente puede
afectar al historiador de la historia inmediata o del tiempo presente;1
aunque tampoco ocurre que para épocas más pretéritas se consiga totalmente, a
pesar de que para ellas debiera operar la perspectiva y la lejanía de intereses
que da el paso del tiempo. Eric Hobsbawm argumenta
que el historiador mantiene una relación muy personal incluso con el periodo no
vivido directamente por él, pero que ha vivido de forma intermediada, influido
por su familia u otros testimonios (lo que denomina zona de sombra).2
Para periodos más lejanos en el tiempo, la identificación con una religión, una
nación, una civilización o cualquier otro rasgo (que, aunque carezca de validez
para el presente, puede ser incluso adoptado por el
historiador) operaría en el mismo sentido.
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